El Capitán Paul Watson, de la organización ecologista "Sea Shepherd Conservation Society", denunció que Costa Rica es uno de los países más destructivos de tiburón del planeta, mientras que la mafia del aleteo de tiburón controla el puerto de Puntarenas.
Shepherd, de gran prestigio por combatir a los pesqueros de ballenas y tiburones en todos los mares de la Tierra, aseguró (http://www.seashepherd.org/news-and-media/editorial-090618-1.html) que en el puerto de Puntarenas “la mafia del aleteo de tiburón controla la policía y los juzgados, tiene comprados a los políticos locales y tentáculos que deslizan su corrupción en las burocracias del gobierno en San José”.
En la denuncia, publicada por http://bloglemu.blogspot.com/2009/06/tiburones-drogas-mentiras-y-corrupcion.html, Sheperd aseguró que ha observado como la población de tiburones ha disminuido a un ritmo alarmante en aguas de Isla del Coco y a lo largo de la costa de Costa Rica.
“Es una grave situación y esta disminución está alimentada por la corrupción política y burocrática costarricense. El alcance de esta actividad criminal puede verse en la reciente incautación por parte de las autoridades mexicanas de una tonelada de cocaína hallada en los cuerpos congelados de los tiburones a bordo de la nave mercante Dover Strait”.
Los tiburones congelados fueron cargados a la nave en Puntarenas, donde la industria ilegal del aleteo de tiburón opera abiertamente y sin intervención policial, sostiene Watson, quien se ha autodefinido como un “pirata bueno”, por sus métodos de combate para preservar el ambiente.
En México, inspectores de la Marina en el puerto de Progreso, en el estado de Yucatán, detectaron anomalías en dos contenedores durante una rutina de rayos X.
Los inspectores dirigieron la atención hacia un cargamento de tiburones. Después de abrir a uno de los tiburones congelados, hallaron bolsas negras que contenían paquetes rectangulares llenos de cocaína.
Las autoridades recuperaron en total de 870 paquetes de cocaína de 894 kilogramos de peso, lo que ha causado un escándalo en Costa Rica por vínculos del empresario, pescador y exportador de tiburones, con el tráfico de cocaína hacia México.
Incluso, el empresario costarricense Sigifredo Ceciliano Gamboa, formó parte de una delegación de empresarial a México, organizada por la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), adscrita al Ministerio de Comercio Exterior, y en la capital de la nación norteña brindó y participó en una sesión fotográfica con el presidente Oscar Arias Sánchez en la delegación diplomática nacional.
De acuerdo con Watson, “los mismos elementos criminales implicados en el aleteo ilegal están también implicados en el comercio ilegal de drogas. Acabar con los implicados en el aleteo en Costa Rica contribuiría a devastar a los traficantes de drogas”.
Por su parte, Julie Andersen de Shark Angels, al referirse al caso dijo que “tal vez la gente verá ahora el comercio de aletas de tiburón por lo que es: una industria repugnante y destructiva en la que abunda el asesinato, avaricia, tríadas y enormes cantidades de dinero… igual que el comercio de drogas”.
“Aunque espantoso, resulta apenas sorprendente que las drogas sean escondidas en la carne de tiburón, pues se ha informado que los traficantes de drogas han estado durante tiempo limpiando dinero sucio a través del comercio del aleteó”, agregó.
De acuerdo con Andersen, “lo que muchos no ven sin embargo, es que al ritmo en que los tiburones están despareciendo de nuestros océanos, su valor pronto podría superar al valor de la cocaína incautada, no solo en la mesa si no para nuestros océanos que se balancean al límite”.
Watson explica en su comentario que las operaciones de Sea Shepherd en Costa Rica se vieron detenidas en el 2005 después que su organización equipara a los vigilantes de Isla del Coco con material para el cumplimiento de la ley, generadores, radares y equipo.
Relata que ocho pescadores “simplemente nos acusaron de intentar asesinarlos y a pesar del video que cubría todas las actividades de Sea Shepherd, y sin más prueba que la de sus acusaciones, los tribunales de Puntarenas ordenaron mi arresto y detención durante un año mientras investigaban la acusación”.
“Más tarde un juez contactó conmigo para decirme que la orden podría ser revocada por 100.000 dólares. Contesté que no acostumbro a jugar a este tipo de juegos”, denunció.
“En este mismo momento en los muelles de Puntarenas, los traficantes del aleteo están cargando y descargando aletas de tiburón, secándolas en los tejados de sus casas y probablemente la mayoría esté metiendo cocaína en los cuerpos de los tiburones antes de que sean congelados”, afirmó.
“Todavía nadie de la policía costarricense u oficial de la guardia costera ha investigado seriamente esta guarida de matanza y corrupción”, sostiene Watson.
“El vicio y el soborno son la pauta en Puntarenas. Jueces, fiscales y policía están pagados y la interminable destrucción de los ecosistemas marinos sigue sin disminuir”, reiteró en su denuncia.
Añadió que “las aletas de tiburón y las drogas, el soborno y la corrupción, la destrucción ecológica, la pesca ilegal y la contaminación por productos químicos son el mal que ha tomado posesión en Costa Rica”.
“Pronto la ‘costa rica’ ya no podrá ser rica en diversidad y la destrucción de los tiburones y el colapso de las pesquerías anunciarán la destrucción de la nación de Costa Rica, una nación que está siendo mermada por aquellos cuya obligación es proteger políticamente y legalmente al país”, prevé el Capitán Watson.
Dijo que Costa Rica ha disfrutado los frutos del mito de que es una especie de paraíso ecológico, pero “la verdad es que Costa Rica es uno de los países más corruptos y ecológicamente más destructivos de Latino América”.
Sostiene que Ecuador, Panamá y Colombia están mucho más preocupados por los temas ecológicos y el control de los delitos medioambientales de lo que lo está Costa Rica.
Sin embargo, resaltó que Costa Rica posee una buena agencia de relaciones públicas y una firme corriente de aparentar el cumplimiento de las normas protectoras del medioambiente “que hace mantenerla verde como una esmeralda desde fuera mientras una corriente putrefacta penetra dentro del país”.
“Al margen de la contaminación por productos químicos derivados de la industria del banano y de la destrucción de los bosques tropicales por parte de la industria maderera, Costa Rica es uno de los países más destructivos de tiburón de la Tierra”, lamentó Watson.
Tomado de: Nuestro País (http://www.elpais.cr)
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